El sol vigila esta escena feliz, como residentes de una aldea peruana que participan en un baile tradicional andino. Los ladrillos amarillos de la iglesia ponen en contraste con los de la azotea rojos de los edificios circundantes, mientras que los picos andinos asoman en la distancia, evocando un sentido simple y emotivo de la profundidad.Se usa algodon y tiras sintéticas de paño, cada detalle imbuido con el significado artístico. Esta obra es distinguida por el uso de figuras humanas tridimensionales, pues las muñecas parecen moverse casi animadas sobre la composición.